sábado, 24 de agosto de 2013

Reseña: La Soledad de los Números Primos

¡Hola! Soy Carolina y aunque no me tocaría subir a mi (me he colado) aquí estoy de nuevo, con una maleta a medio hacer a horas de irme de viaje peeero...  ¡Espero que os guste la corta reseña!  Me encanta esto de tachar, ¿se nota? 



Título: La Soledad de los Números Primos (La solitudine dei numeri primi)
Autor: Paolo Giordano.
Editorial: Salamandra.
Género: Novela adulta-Romántica.
Año: 2008 (Italia).
ISBN: 978-84-9838-345-4
Formato: Papel.
Nº Páginas: 281.

Precio: Me costó 2€ porque lo compré de segunda mano. (17€ en la Fnac)








Existen entre los números primos algunos más especiales. Son aquellos que los matemáticos llaman primos gemelos, pues entre ellos se interpone siempre un número par. Así, números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41  el 43, permanecen próximos, pero sin llegar a tocarse nunca. Esta verdad matemática es la hermosa metáfora que el autor ha escogido para narrar la conmovedora historia de Alice y Mattia, dos seres cuyas vidas han quedado conmocionadas por las consecuencias irreversibles de sendos episodios ocurridos en su niñez. Desde la adolescencia hasta bien entrada la edad adulta, y pese a la fuerte atracción que indudablemente los une, la vida erigirá entre ellos las barreras invisibles que pondrán a prueba la solidez de su relación. 




Mattia y Alice son números primos gemelos,  el 2760889966649 y el 2760889966651, lo que hace a  esta novela, más que una de amor, una de soledad.  Y de una soledad muy concreta, la cercana y vacía que no parece afectar a nadie.



La novela parte de dos sucesos traumáticos en la infancia de los personajes, en los que se ven tocados (y hundidos) por el resto de sus vida. Estos sucesos harán que en un determinado momento se unan, y que, pese a esa necesidad que se tengan, siempre haya un número par en medio.

“Habían trabado una amistad precaria y asimétrica, hecha de largas ausencias y muchos silencios, como un ámbito puro y desierto en el que podían volver a respirar cuando se ahogaban entre las paredes del instituto.” 

La novela tiene puntos muy fuertes como los saltos de tiempo que hacen que la vida de ambos vaya pasando y la acción nunca llegue a ser demasiado lenta (teniendo en cuenta que este no es un libro de acción); la psicología tan profunda  de estos personajes tan sumamente desdichados;  la manera tan bonita que tiene Giordano de escribir cosas tan tristes como la metáfora de los números primos que utiliza para meternos en la realidad de Alice y Mattia… Y de verdad, que para mí, habría sido una novela perfecta si no llega a ser por eso último. El mayor punto fuerte de la novela es a su vez el peor. La puñetera metaforita y los puñeteros números primos gemelos. No es como si el autor no lo hubiese dejado claro desde el principio, pero eso no hace que el desenlace sea menos áspero.

 Resumiendo, La Soledad de los Números Primos es un libro precioso, con unos personajes increíblemente trabajados y una historia que si bien es tremendamente triste, no hace que el libro lo sea (tampoco feliz). Es un drama, así que lo recomiendo a quienes les guste, y también a los solitarios, que por cosas de la vida hay muchos números primos sueltos… No lo recomiendo en cambio a los que busquen un final feliz, porque desde la primera frase de la novela, el título, queda todo zanjado de forma bastante áspera.











 Próximamente haremos una reseña de la película estrenada                en 2012 y basada en esta novela. 





















“Su secreto tenía un nombre terrible, que se ceñía como nailon a sus pensamientos y los asfixiaba. Gravitaba en su conciencia como una condena ineluctable, como la que antes o después tendría que enfrentarse.”


“Vivían la lenta e invisible compenetración de sus respectivos universos, eran como dos astros que gravitasen alrededor del mismo eje en órbitas cada vez más próximas y cuyo destino era colisionar en algún punto del espacio y el tiempo.”“Sobre sus cabezas flotaba una gran burbuja llena de cosas que tendrían que decirse y los dos miraban al suelo para no verla.”


“Porque estaban unidos por un hilo invisible, oculto entre mil cosas de poca importancia, que sólo podía existir entre dos personas como ellos: dos soledades que se reconocían.”







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